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Refinación de Pemex cae 10% pese a avances en Tula y Dos Bocas
La refinación de petróleo crudo y líquidos en las refinerías de Petróleos Mexicanos (Pemex) cayó en septiembre a su nivel más bajo en cuatro meses, al ubicarse en 949,772 barriles diarios, una disminución del 10% respecto a agosto y la cifra más baja desde mayo.
Aunque la baja se generalizó, las refinerías de Tula y Dos Bocas mostraron un desempeño positivo que ayudó a amortiguar el retroceso general.

El descenso respondió principalmente a caídas en Salamanca y Salina Cruz. En la primera, el procesamiento bajó de 134,014 a 80,977 barriles diarios, mientras que en Salina Cruz la refinación cayó de 229,963 a 144,654 barriles diarios.
En ambos casos, la disminución estuvo vinculada a la menor disponibilidad de crudo pesado, que limita la capacidad operativa y acelera el desgaste de los equipos. Cadereyta, Madero y Minatitlán también registraron retrocesos, aunque de menor magnitud.
En contraste, Tula y Dos Bocas registraron algunos de sus mejores volúmenes del año. La refinería de Tula encabezó la producción con 248,319 barriles diarios —su nivel más alto de 2025—, mientras que Dos Bocas alcanzó 194,874 barriles diarios, cifras que refuerzan su relevancia dentro del sistema nacional.

Sin embargo, la refinería tabasqueña aún opera lejos de su capacidad máxima por recibir crudo de baja calidad, según explicó el analista energético Gonzalo Monroy.
Especialistas señalan que el factor determinante en el retroceso es el tipo de petróleo que se envía a las refinerías. México produce mayoritariamente crudo pesado, cuyo alto contenido de azufre incrementa el desgaste de los equipos y obliga a realizar paros frecuentes de mantenimiento.
Ramses Pech, asesor en energía y economía, señala que incluso en Dos Bocas parte del combustible procesado no cumple con la norma NOM-016-CRE-2016, lo que obliga a enviar gasolinas y diésel a otras refinerías para su ajuste, especialmente en el caso del diésel de bajo azufre.

A estas complicaciones se suma el persistente problema del huachicol, que afecta la disponibilidad real de combustibles y representa pérdidas millonarias para la empresa estatal.
Aunque el gobierno federal asegura haber reducido el robo de hidrocarburos, informes energéticos estiman que la extracción ilegal aún impacta el balance operativo de Pemex, complicando la programación de refinación y restando eficiencia al sistema nacional.
El desvío de combustibles afecta tanto las ventas como la presión en las redes logísticas, en un contexto donde la empresa necesita certidumbre para maximizar su capacidad instalada.
En conjunto, la mezcla entre crudo pesado, mantenimientos constantes, productos fuera de norma y el impacto persistente del huachicol mantiene bajo presión a las refinerías del país.
Mientras Tula y Dos Bocas intentan sostener el desempeño nacional, Pemex enfrenta una ruta compleja para cumplir las metas de autosuficiencia energética y mejorar la confiabilidad de su sistema de refinación.



