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Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Economía, reveló que la Inversión Extranjera Directa (IED) en México creció un 15 % en el acumulado de enero a septiembre de 2025, alcanzando casi 41 000 millones de dólares.

Este aumento refleja un fuerte dinamismo, incluso ante la incertidumbre internacional derivada de medidas arancelarias y políticas proteccionistas por parte de Estados Unidos.
Según Ebrard, gran parte de esa IED no es meramente reinversión, sino nuevas apuestas extranjeras en territorio mexicano, lo que evidencia una creciente confianza en el desarrollo económico del país.
Dijo que “los inversionistas de todo el mundo están decidiendo por México en mayor proporción de la que habíamos incluso esperado”.
De los casi 41 000 mdd captados, el 80 % se concentró en cinco entidades: la Ciudad de México, Nuevo León, Estado de México, Baja California y Coahuila.

Estas entidades destacan por su capacidad industrial, infraestructura y condiciones favorables para inversión, lo que atrae capitales internacionales buscando rendimiento y estabilidad.
En cuanto a los sectores, la IED se dirigió mayoritariamente al sector manufacturero (15 187 mdd), seguido por finanzas y seguros (5 493 mdd), y la construcción (más de 2 034 mdd). También han tenido participación relevante los sectores de comercio al por mayor, minería y hotelería, lo que demuestra una diversificación del capital extranjero hacia actividades clave para el crecimiento económico.
El 39.46 % de la IED provino de Estados Unidos (16 146 mdd), lo que subraya el vínculo estratégico entre ambos países y la relevancia del T-MEC para México, aunque Ebrard advirtió sobre riesgos por las amenazas arancelarias que podrían afectar el flujo de inversión a futuro.
Esta relación pone de relieve la importancia de mantener un entorno favorable para los inversionistas norteamericanos.
Este fuerte ingreso de capital extranjero tiene un impacto muy positivo para México: no solo fortalece la industria manufacturera, generando empleo y exportaciones, sino que impulsa los servicios financieros, promueve la construcción, moderniza infraestructura y diversifica la economía.
Según analistas, esta IED ayuda a mejorar la productividad, atraer tecnología y consolidar a México como un destino global competitivo.



