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Las calles se llenaron de color, consignas y símbolos de denuncia durante las protestas realizadas en el marco de las conversaciones climáticas de la ONU, la COP30, donde cientos de manifestantes exigieron decisiones más firmes contra los combustibles fósiles.
Algunos vistieron de negro en representación de un “funeral” por estas energías, otros portaron camisetas rojas en honor a quienes han muerto defendiendo el medio ambiente, mientras banderas gigantes ondeaban al paso de la multitud.

Desde camiones con plataformas elevadas, organizadores animaban a una marcha diversa que integró movimientos sociales y ambientales de múltiples regiones del mundo.
En la vanguardia caminaba Marisol García, mujer kichwa de Perú, quien subrayó la urgencia de “decisiones más humanizadas” por parte de los líderes globales.
La protesta abarcó cuatro kilómetros y pasó cerca de la sede oficial de las negociaciones, que ya habían sido interrumpidas dos veces esta semana por grupos de activistas.
A lo largo de la jornada, los manifestantes insistieron en la importancia de avanzar en el compromiso económico de 300 mil millones de dólares anuales que las naciones ricas deben destinar para apoyar a países pobres en la transición energética, adaptación climática y reparación de daños causados por eventos extremos.

Estas discusiones ocuparon buena parte de las sesiones programadas para el día.
El clima de libertad para protestar contrastó con ediciones anteriores de la COP realizadas en naciones con fuertes restricciones políticas, como Egipto o Emiratos Árabes Unidos.
Miles de personas recorrieron la ruta en una procesión multitudinaria que se extendió por casi toda la marcha. “Esto es increíble. No se puede ignorar a toda esta gente”, expresó la joven líder ambiental Ana Heloisa Alves, quien participa para defender el río Tapajós, amenazado por proyectos comerciales del gobierno brasileño.
Las críticas también se dirigieron contra Estados Unidos, país ausente de estas negociaciones tras la salida del Acuerdo de París bajo el gobierno de Donald Trump.

Un manifestante, Flavio Pinto, llamó la atención vestido con un traje marrón, un gran sombrero de copa con la bandera estadounidense y billetes falsos con la imagen de Trump.
Su mensaje fue contundente: “El imperialismo produce guerras y crisis ambientales”.
Entre los asistentes destacó un contingente de mujeres del Movimiento Interestatal de Quebradoras de Coco de Babaçu, quienes marcharon con sombreros elaborados con frondas de palma y exigieron mayor acceso a los árboles de los que dependen cultural y económicamente.
Para ellas, la marcha no solo representa resistencia ambiental, sino un modo de vida. Mientras avanzaban, un mar de banderas de distintos colores cubrió la colina y llamó la atención de transeúntes que se detuvieron a fotografiar el momento.
Las conversaciones climáticas continuarán hasta el viernes, con analistas anticipando pocos acuerdos nuevos, pero pasos adelante en compromisos previos.



