Noticias de México y el Mundo

Retractan estudio sobre glifosato tras décadas de uso
Un estudio que durante décadas respaldó la supuesta seguridad del glifosato fue retractado 25 años después de su publicación, tras detectarse graves conflictos de intereses y omisiones científicas.

El artículo, publicado en el año 2000 en la revista Regulatory Toxicology and Pharmacology, fue durante años una referencia clave para reguladores y gobiernos de todo el mundo en decisiones sobre el herbicida Roundup, desarrollado por Monsanto.
La retractación reveló que el estudio ocultó datos científicos sobre la carcinogenicidad del glifosato, omitió la participación real de empleados de Monsanto en su redacción y no declaró los beneficios económicos recibidos por los autores.

Elsevier, la editorial responsable, afirmó que la revisión del artículo comenzó apenas se conocieron las irregularidades, pese a que advertencias previas datan de dos décadas atrás.
Ya en 2002 un grupo de investigadores había acusado a la revista de falta de independencia editorial y conflictos de interés relacionados con Monsanto.
La polémica resurgió con fuerza en 2017, cuando documentos internos de la empresa revelaron que empleados participaron directamente en el contenido del artículo, contradiciendo la versión oficial de que solo habían colaborado de forma marginal.

Investigadores como Naomi Oreskes celebraron la retractación, aunque señalaron que llegó demasiado tarde.
Para Lynn Goldman, coautora de una carta de 2002 que denunció las irregularidades, las razones expuestas por la revista “coinciden perfectamente con lo que denunciamos en su momento”.
Mientras tanto, uno de los autores del estudio, Gary Williams, evitó responder a las solicitudes de comentarios.
La controversia resurge justo en un momento en que el glifosato mantiene un papel central en la agricultura global, pese a que desde 2015 está clasificado por la Organización Mundial de la Salud como “probable carcinógeno”.
Países de Europa, Asia, América Latina y Oceanía han impuesto restricciones o prohibiciones parciales ante las crecientes evidencias de riesgos para la salud humana, el medio ambiente y la biodiversidad.
Monsanto, ahora propiedad de Bayer, reiteró que su producto es seguro y que su intervención en el artículo no alcanzó el nivel de autoría.
Sin embargo, la existencia de correos internos –incluidos algunos en los que una científica agradece al “grupo de personas” que escribió partes del estudio– ha alimentado dudas sobre la transparencia de la empresa en sus investigaciones.
En México, autoridades como la Procuraduría Agraria han documentado efectos dañinos del glifosato en cultivos, polinizadores y mantos freáticos.
Estudios del Conacyt y la UNAM han comprobado impactos en sistemas agrícolas clave y en especies como abejas, mariposas y aves, lo que motivó un decreto presidencial para su eliminación gradual antes de 2024.
La retractación del influyente artículo vuelve a encender las alarmas sobre la integridad de la literatura científica en temas donde participan grandes empresas.
Expertos como John Ioannidis advierten que podrían existir muchos estudios con conflictos ocultos, difíciles de detectar sin revisar archivos corporativos.
Para los reguladores, esta revelación representa un nuevo desafío en la evaluación del herbicida más usado del mundo.



